Mes: marzo 2016

sobre la fidelidad del corazón

Estoy preparando un taller sobre cómo el uso de los medios digitales está cambiando la forma de relacionarnos. Al mismo tiempo, he recibido varias consultas en las que el problema es una infidelidad. Consultas que me han sorprendido porque son matrimonios de personas aparentemente felices, que se casaron hace poco, enamorados, sabiendo lo que hacían, eligiendo el matrimonio y a la otra persona por amor y para amar, con un proyecto de familia, apoyados por su entorno…

Tengo todo esto a la vez en mi cabeza y mi corazón; me preocupa y me duele. Y veo conexión entre una cosa y otra: la forma en que nos relacionamos está cambiando. Y empezamos a pensar que entablar una relación con una persona que no es el cónyuge, sin que llegue a una relación física, no es una infidelidad. Que esto empieza a estar asumido lo veo hasta en los anuncios de televisión:

Pero el mensaje del anuncio es peligroso: el amor hay que cuidarlo y se hace con decisiones que tomas todos los días. El centro de tu corazón debe estar reservado para la persona amada. Y al corazón se llega desde los sentidos, desde la imaginación, desde la comunicación… Así que para guardar el corazón debes guardar las vías de acceso. Si miras a otra persona como sólo debes mirar al amado, abres a esa otra persona un camino de acceso a tu corazón que debería estar reservado. Si se te van los ojos, la imaginación, el deseo, las ganas de compartir lo que piensas o vives… detrás de una persona que no es aquélla a la que has entregado tu corazón, algo pasa. Todo eso te está avisando de que tienes que fortalecer tu relación matrimonial, son indicadores de que las cosas no van como deberían. Puedes elegir cuidar tu matrimonio y recuperar el amor; o puedes elegir entrar en un terreno resbaladizo que lleva a la doble vida. Pero no te engañes pensando que los actos pequeños no tienen importancia: los actos tienen consecuencias y no sólo para ti. Porque muchas  decisiones aparentemente pequeñas son importantes y hay amores que merecen toda tu vida.

Orientación familiar y colegios

Esta mañana me preguntaba un amigo, profesor de secundaria, qué me parece la posibilidad de ofrecer orientación y mediación familiar en los colegios. La respuesta, para mí, es clara: ¡me parece muy conveniente!

La orientación familiar es una ayuda para adelantarse y prevenir las dificultades. Se puede concretar en conferencias, cursos, sesiones de formación para ayudar a los padres a educar en las distintas etapas del crecimiento de sus hijos. Y, también, para fortalecer su relación de pareja. Pero la orientación familiar tiene un sentido complementario al anterior: si a partir de lo que se explica en una sesión de formación nos surgen dudas o vemos que estamos ante una situación que puede derivar en dificultades serias, una consulta con el orientador nos ayudará a manejar esa situación que puede llegar a conflicto si no se corrige (problemas de comportamiento, dificultades de relación en pareja, en familia o con iguales) a través de consejos y pautas específicos.

Cuando la dificultad ya ha surgido, la mediación es una herramienta para la resolución de conflictos tanto si el conflicto se produce entre los padres y sus hijos (porque estas dificultades con los hijos pueden repercutir negativamente en la relación de pareja) como para solucionar los conflictos entre los padres, que repercuten negativamente en sus hijos si no se resuelven.

Y ¿por qué ofrecer esta ayuda desde los colegios? Porque hay que acercar las ayudas a los lugares en los que las familias tienen su vida; y porque la orientación familiar es un complemento a la orientación escolar. Los profesores son un radar privilegiado para detectar si en una familia hay problemas. Hay dificultades que se detectan en el aula y tienen origen en el aula/centro pero también hay dificultades que se detectan en el aula y tienen origen en la familia. En ambos casos, creo que el trabajo conjunto de profesores, orientadores escolares y orientadores familiares es la mejor ayuda para sostener a la familia que pasa por un momento de dificultad; proponer una solución individualizada para el caso concreto y acompañar en la aplicación de esa solución; sostener a cada uno de los miembros de la familia e implicar a todos los que tienen relación con la familia en su fortalecimiento.

Porque ayudar a que una familia mejore es ayudar a cada uno de los alumnos y hacer realidad que cada una de las personas que están cerca de nosotros son importantes.

 

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