Mes: mayo 2016

Unificar la pastoral familiar

Se han publicado en las últimas semanas las respuestas a los cuestionarios del nuevo Plan Diocesano de Evangelización de Madrid. En esas respuestas, las acciones pastorales en las que se percibe mayor nivel de desánimo son: en primer lugar la pastoral del trabajo y dentro de la empresa. Después, por este orden: pastoral de jóvenes, de adolescentes, de postcomunión, pastoral educativa escolar y pastoral familiar. En todos estos ámbitos, las respuestas reflejan un grado de desánimo importante (superior al 4.34 en una valoración de 0 a 10)

 

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También se perciben muy poco aprovechadas para atraer a los alejados la pastoral educativa escolar, de postcomunión y pastoral familiar y la formación de los fieles cristianos.

Uno ambos datos y resulta evidente que las acciones diocesanas que provocan mayor desánimo y que además se perciben como poco aprovechadas para atraer a las personas alejadas de la Iglesia tienen que ver con la familia. Y me parece que los fieles que responden al cuestionario perciben una fragmentación en la atención a la familia en sus distintas etapas. ¿No son la pastoral de jóvenes, de adolescentes, de postcomunión y la pastoral educativa escolar, todas ellas, pastoral familiar? Será necesario, entonces, un proyecto de pastoral familiar integral, en el que la atención a la familia vertebre todos estos aspectos.

¿Qué propuestas concretas se pueden hacer para este plan integral de pastoral familiar en una diócesis? No sería difícil poner en marcha un plan de trabajo que incluya “la coordinación de la Delegación de Pastoral Familiar con las otras pastorales: de catequesis, de educación, juvenil, sanitaria, medios de comunicación, de emigración, del clero y religiosos, para la elaboración y realización de planes que les afecten conjuntamente, como son: la elaboración de materiales diocesanos de catequesis de familia y vida en las distintas etapas; la preparación de un plan de educación afectivo-sexual en los colegios católicos; la organización de “itinerarios de fe” para novios, cursos de formación permanente, etc.”.

“Además, el proyecto de pastoral familiar ha de incluir la preparación de cursos de formación de agentes de pastoral específicamente familiares, los cuales deben ser distintos en sus contenidos y programación de los de las escuelas de catequistas” y “la organización a nivel diocesano de la pastoral matrimonial en sus diversas etapas: con especial incidencia en el fomento de las escuelas de padres, los grupos de novios y los cursos prematrimoniales. Esta organización deberá asegurar la idónea formación de los agentes…” Finalmente, en este plan “el asesoramiento a las parroquias, en los casos de necesidad de asistencia a la familia, se realizará a través de los COF”; “para todo ello habrá que contar con el apoyo de personas especializadas, que puedan atender a los distintos campos de la vida familiar y que la delegación pueda ofrecer como ayuda concreta a las parroquias y movimientos. Provéase, para ello, como para la formación de los agentes, de los recursos personales y económicos suficientes.”

Me parecen criterios prácticos y realistas; que, además, están en perfecta sintonía con las indicaciones del Papa en Amoris Laetitia. Lo que me preocupa es que las citas son párrafos literales del Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España, del año 2003; y todavía estamos dando vueltas a cómo aplicarlo adecuadamente. Que no lo hacemos bien lo confirman la percepción y el desánimo de los fieles.

 

El abogado en los procesos de declaración de nulidad de matrimonio

Un aspecto esencial en los procesos de declaración de nulidad de matrimonio es el trabajo del abogado; personalmente creo que no siempre se conoce ni valora suficientemente su labor, que es una ayuda valiosísima en el trabajo de los tribunales de la Iglesia.

El abogado tiene una función fundamental en la fase prejudicial: antes de la presentación de la demanda es necesario un estudio minucioso y detallado de la historia personal y matrimonial de la persona que consulta; y esto exige dedicar largas horas a escuchar a la persona para, posteriormente, estudiar si en lo relatado hay o no indicios de una posible nulidad del matrimonio. Por tanto, la capacidad de escucha debe combinarse con la pericia técnica (conocimientos específicos de derecho matrimonial y procesal canónico).

Una vez estudiados los hechos, llega otro momento importante y delicado en la labor del abogado: la coherencia y profesionalidad exigen exponer con sinceridad si se encuentran o no motivos suficientes para iniciar un proceso de declaración de nulidad. Si no se encuentran, habrá que explicar a la persona que, de su relato, lo que se deduce es que su matrimonio es válido; y será conveniente remitirle a la ayuda (no estrictamente jurídica) que pueda necesitar para asimilarlo.

Si el abogado encuentra indicios suficientes para iniciar un proceso de declaración de nulidad, tendrá que investigar si es posible probarlo, antes de presentar la demanda. Esto es crucial para el proceso y exige de nuevo una gran dedicación por parte del abogado para recabar esas pruebas. Como vemos hay que hacer un trabajo serio, con delicadeza y pericia técnica y una considerable dedicación de tiempo: todo ello sin haber empezado el proceso.

La redacción de la demanda es otro momento determinante: hay que relatar los hechos con respeto y siempre de forma no ofensiva para las partes; y alegar el capítulo de nulidad que corresponda a esos hechos. Una demanda incorrectamente redactada o en la que el capítulo de nulidad que se alegue no sea correcto tendrá repercusiones negativas en el resto del proceso, que posiblemente se complicará y alargará en el tiempo.

En la labor del abogado hay también un importante aspecto de acompañamiento de la persona que consulta, que llega en una situación de dificultad, generalmente con un notable grado de sufrimiento personal y con temor a enfrentarse a un proceso que no suele conocerse bien. Hay que disipar dudas, explicar cada paso procesal, frenar las impaciencias, no crear falsas expectativas… todo ello con una adecuada cualificación técnica.

Si el abogado hace bien su trabajo, todo el proceso se beneficia de esta labor; si no lo hace bien, también todo el proceso se verá afectado. Por eso es tan importante reconocer el trabajo que hacen y agradecer su colaboración con los tribunales en la búsqueda de la verdad.

Evangelización ¿emocional?

La amistad, como todas las relaciones personales, suele comenzar por la atracción: conoces a una persona y surge una emoción, un sentimiento; te fijas en esa persona, te das cuenta de que existe y no te deja indiferente, te resulta una persona atractiva.

Ahora bien, esa atracción es un primer paso; para que haya una auténtica relación hay que dedicar tiempo para conocer al otro. Y en el trato personal aprendemos a integrar sentimientos y emociones con razón y voluntad. Habrá momentos en que prima el sentimiento y todo resulta fácil. Pero habrá también momentos en que la relación se hace más difícil y el sentimiento no es tan intenso; es el momento en el que razón y voluntad dan un paso al frente para mantener esa amistad que hemos elegido. De este modo, una relación madura no depende del estado de ánimo, de por sí cambiante.

Es muy importante tener claro que una relación no puede basarse sólo en emociones. Y esto también es aplicable a nuestra relación con Cristo vivo: con Él entablamos una relación personal que, como todas, pasará por momentos más emotivos y por otros más áridos. Lo que me lleva a pensar en algo importante para la evangelización, especialmente para la evangelización en internet: ¿estamos propiciando un auténtico encuentro con Cristo, o sólo suscitamos emociones?

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