Mes: agosto 2021

Una mirada de misericordia ante el suicidio

En los últimos meses, tres personas que conocía se quitaron la vida. El suicidio es una realidad de la que no hablamos, porque no sabemos cómo abordarlo. Cuando te lo anuncian, te avisan de que ha sido una muerte violenta para que seas delicado y tengas cuidado con la familia del fallecido. Pero ¿cómo acertar ante una muerte así, para que nadie se sienta juzgado sino querido, acompañado y consolado?

Hay que agradecer a Javier Díaz Vega su valentía al escribir este libro, que aporta valiosas explicaciones para entender lo que viven las personas que han padecido un suicidio en su entorno, y así poder responder a lo que necesitan.

Javier parte de su experiencia, relatando su historia familiar y el suicidio de su madre. Expone sus sentimientos, lo que le ayudó a vivirlo (su novia, sus amigos, algunas lecturas, la psicóloga del anatómico forense…), lo que le costó, las fases del duelo (distintas a otros duelos). Añade también su testimonio de cómo lo vivió desde la fe: un momento de prueba, de sufrimiento y esperanza porque la fe no hace desaparecer el dolor, pero ayuda a darle un sentido. El recuerdo inmediato del  mensaje de la Iglesia que anuncia la misericordia de Dios, para despejar cualquier duda, a través de su Obispo y una amiga consagrada.

Me han parecido especialmente interesantes sus comentarios sobre las reacciones posibles, las explicaciones sobre el recorrido del duelo ante una muerte por suicidio y las pistas que ofrece para acompañar a los supervivientes, que nos ayudarán a acertar si nos encontramos ante una situación así. Acompañar, no juzgar, ayudar a que se pueda hablar de lo que se está viviendo (rebelión, resignación, aceptación), no negar los sentimientos de cada una de las fases del duelo, aportar lo que dice la Iglesia: no juzgar sino remitirse a la misericordia de Dios que es el único que conoce de verdad el corazón de cada persona.

El libro incluye un repaso a las causas y factores de riesgo del suicidio, alerta de algunas miradas erróneas (por ejemplo, “el que lo dice no lo hace”) y aporta recursos de ayuda de diversos organismos.

Incluye también los testimonios de varias personas que han intentado alguna vez quitarse la vida o han vivido en primera persona el suicidio de alguien cercano. Conocer lo que han vivido impresiona mucho y, a la vez, aporta luz para acercarse a una realidad muy dolorosa que no podemos dejar de lado por no saber cómo abordar.

Un libro valiente, realista y esperanzado.

 

Entre el puente y el río. Una mirada de misericordia ante el suicidio

De Javier Díaz Vega. Editorial Nueva Eva

 

 

Escapar de los problemas o superarlos

Comparto con vosotros una cita del libro de Rod Dreher, “Vivir sin mentiras”. Me parece muy interesante la experiencia que relata: una chica joven que está aprendiendo a ser esposa y madre. Y, claro, encuentra dificultades; y eso le hace sufrir.

En la vida hay dificultades, es normal

¡Bienvenidos a la vida real! Nos bombardean continuamente con mensajes que afirman que lo esencial es sentirse a gusto, sentirse bien. Por tanto, cualquier dificultad es una amenaza porque conlleva preocupación y nos saca de nuestro bienestar. Un bienestar ficticio, eso no nos lo dicen; ni que viviendo así sólo conseguimos aislarnos: porque cualquier relación personal, antes o después, te hace sufrir. Querer a una persona es atreverse a dejar que todo lo que le ocurra te importe: lo bueno y lo malo. Y salir del egoísmo -que eso es buscar continuamente el propio bienestar- cuesta; y lo que cuesta, hace sufrir.

El sufrimiento forma parte de la vida

Pero hay sufrimiento negativo y también positivo: el que hace madurar el amor, madurar a las personas y madurar las relaciones, es un sufrimiento positivo. No se busca por sí mismo, no se trata de ser masoquistas: pero sí de aceptar que, como decía antes, salir de uno mismo es costoso. Enfrentarse a situaciones nuevas, también.  Y pueden conllevar un cierto grado de sufrimiento personal.

¿Cómo se puede afrontar este tipo de sufrimiento?

Una manera de vivir estas situaciones u otras, completamente normales, y de superar las dificultades que encontramos es compartirlas con otras personas: hablar de lo que nos pasa es una primera forma, esencial, para no atascarse; también para situar en sus términos objetivos la seriedad de lo que nos está pasando (tendemos a hacer una montaña de lo que nos cuesta; al contarlo en voz alta, ya nos damos cuenta de si estamos exagerando o no). Pero necesitamos compartirlo con personas que entiendan lo que vivimos y cómo queremos vivirlo: mucha gente, hoy, no quiere (o no se encuentra capaz) escuchar dificultades; es más fácil negar los problemas y huir de ellos que afrontarlos para superarlos.

Busca alguien que pueda entenderte

Mi consejo es que busques a alguna persona que pueda entender lo que estás viviendo; que te escuche; que te ayude a centrar lo que te pasa (qué me preocupa, por qué, cuál es mi reacción, qué temores tengo, cómo me gustaría que se solucionara) y a buscar la forma de superar la dificultad. Y que, además, te acompañe en el camino porque andar solo es más difícil que hacerlo acompañado.

 

Imágenes Canva.com

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